En 1919 Charles Fort- periodista e investigador estadounidense, y del que en su momento hablaremos más y mejor- publica su Libro de los condenados (que pueden descargar aquí), en el que realizará un catálogo detallado de miles de eventos extraños categóricamente condenados al olvido por el discurso dominante de la época: la Ciencia moderna de los Siglsos XVI, XVII y XVIII.Entre estos raros eventos refiere la aparición de lunas azules (referencia que curiosamente también aparece en las psicografías de Benjamin Solari Parravicini), el registro de extrañas formaciones interplantearias, avistamientos de lo que hoy conocemos como OVNIS, pero, sobre todo, abundantes caídas, torrenciales lluvias, inexplicables trombas de inesperados objetos y seres: artefactos con señales de fabricación inteligente, rocas torneadas, sangre, tortugas, peces y ranas, cayendo del cielo como si hubiesen surgido de la nada misma. A la vez que reproduce algunas de las más absurdas y arbitrarias explicaciones que algunos especialistas dieron a dichos fenómenos para sacarlos del camino del positivismo absoluto, relegándolos al campo de lo desechado por mundano.
Sin entrar por ahora en más detalles sobre este fabuloso texto de este gran Hombre Gris, quisiéramos compartir un evento que ha ocurrido hace pocos días en Bebe, Arkansas, digno de ser condenado en alguna reedición del catálogo de Fort (a él, de seguro le encantaría)... sobre todo cuando las explicaciones de los expertos empiezan a recordar a las burlonas referencias que el autor ya señalaba a principios del S. XX.
Entre la noches del 31 de diciembre 2010 y el día del 1 de enero 2011, más de mil pájaros cayeron muertos, simplemente se desplomaron y cayeron desde el cielo a lo largo de un área de 1 kilómetro y medio. Lo más curioso (y que, una vez más, hace recordar a los hechos catalogados por Fort) es que, fuera de ese bien delimitado kilómetro y medio, no se encontró cadaver alguno.
Dado que se han encontrado signos de trauma físico, según los tan aclamados expertos, la gran bandada podría haber sido golpeada por un rayo (intento imaginarme el tamaño y la inteligente precisión de dicho rayo). Otra versión- un poco más naive- habla de la posibilidad de que las aves hayan sido sorprendidas por los fuegos artificiales de la noche de Año Nuevo que, al parecer, como precisos proyectiles, fueron acertando a cada uno de los pobres pájaros. Macabro pensamiento el de aquél que planeo semejante atentado.
Mientras tanto- de todas maneras- los animales están siendo examinados para determinar así alguna causa de muerte que deje tranquilos a los amos del Saber.
Y ya que estamos con pájaros y eventos extraños e inexplicables (cuando no son forzados hacia los modelos conocidos, claro), les dejamos como bonus esta preciosa e increíble imagen tomada por un fotógrago de la National Geographic, en la que miles de flamengos se agrupan en las costas del mar Caribe, en México, formando la imagen de... ¡UN GRAN FLAMENGO!, como si estuviese ensayado. Quizás sea hora de comenzar aprestar más atención a las señales de la naturaleza Quizás, y sólo quizás, allí estén todas las explicaciones que necesitamos. Aquí la nota.
Fuentes:
Ya sé: los pájaros se emborracharon mal y cayeron muertos luego de tanta mamúa. Fue una muerte colectiva =P.
ResponderEliminarMe gustó che. ¡Aguanten estas cosas! Nos hacen la vida más interesante y loca.
Me parece que no siempre hay una explicación científica para todo... veremos.
2 cuestiones,1 Mr.Fort porque no,pudo haber predicho este y otros eventos,2 creo que los pajaros se caen por una alteracion profunda del clima planetario que los altera en su equilibrio biologico.
ResponderEliminarlo del flamengo me suena a campos "M" de Sheldrake y a interaccion entre distintos tipos de INTELIGENCIAS
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